¿Cómo entender Occidente sin ir hasta su origen? ¿Cómo valorar lo que se siente o lo que falta si no se sabe cómo ha comenzado la inversión? los primeros filósofos griegos, además de ser los residentes de un escenario auroral, son quienes comenzaron a amonedar eso que ahora se valora como el saber o la intelectualidad; pero hablar de ellos tiene la misma dificultad que conlleva servir a dos amos: uno, al remoto o extranjero de un tiempo lejano y otro, al lector actual cargado de sus prisas; aquí se ha querido asumir el riesgo que impone este doble servicio.
¿Cómo entender que los hábitos intelectuales oscilen entre la fe y la razón? ¿Cómo aprisionar a Dios dentro de la trama que va de las causas a los efectos?
Los filósofos medievales conquistaron Occidente armados de un Dios que es palabre y que, para más datos, es autor de un libro; aunque para acercarse a ellos también hay que estar dispuesto a admitir el rigor del temperamento y la sutileza intelectual como el minucioso trabajo de una habitual cotidianidad.
***La Colección "cuadernos de historia de la filosofía" esta disponible en el Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales, de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Informar, educar, entretener, son las funciones deseables que los medios de comunicación deberían de cumplir, más sin embargo, al plantearnos la interrogante ¿en realidad las cumplen?, la respuesta es más que obvia. La mayoría de medios de información no cumplen con éstas, más bien cumplen a cabalidad disfunciones tales como: disfunciones narcotizantes, alienantes, transculturales y de erosión de valores.
En esa línea, las disfunciones narcotizantes están orientadas a absorber de forma absoluta la atención del individuo, logrando aislarle de su entorno inmediato, sumergiéndolo de lleno en la trama del programa que éste observa o escucha. Esta disfunción se asocia a desórdenes como la obesidad y la timidez.
Por su parte, la disfunción alienante[i] se presenta como un proceso mediante el cual un individuo es aleccionado o auto alecciona a su subconsciente por un proceso inintencionado, para llegar a creer algo, o fijar determinadas asociaciones mentales, generalmente con un propósito específico, logrando en el individuo la pérdida del sentido de la realidad, llevándolo a creer que puede realizar algún tipo de actividad o vivir una vida como la de las estrellas de Hollywood. A esta disfunción podríamos atribuir algunas acciones realizadas por parte de nuestra población juvenil, en las que imitando a los “héroes” de la cinta “Rápido y Furioso”, aceleran sus vehículos sin pensar en que los mismos se mueven en un entorno real, con posibles víctimas mortales, al cometerse un error al conducir a altas velocidades. O lo más escalofriante, a cometer un asesinato sin consecuencias.
Las disfunciones transculturales son aquellas que deterioran los rasgos fundamentales de una cultura determinada, propiciando los sincretismos, aunque como resultado de estos una cultura dominante absorberá por completo a una cultura recesiva. Dicha disfunción confirma la teoría de Herbert Marshall Mcluhan, en la que proféticamente afirmó que los medios nos convertirían en una Aldea Global. No es de extrañarnos que cuando recibimos la visita del familiar de Estados Unidos, este no presenta ninguna diferencia en su forma de vestir con la de nosotros mismos. Los patrones culturales de la Pandilla juvenil están respondiendo gradualmente a clichés globales, tanto en vestimenta, expresiones pictográficas, lenguaje, etc.
Finalmente, podemos hablar de una disfunción de erosión de valores. Utilizando el símil de la erosión de los suelos, se describe esta disfunción como aquella que propicia la pérdida gradual de valores en una cultura. A través de ciertos mensajes transmitidos, asimilados, almacenados y recuperados en la mente del individuo se suprimirán algunos de los valores incorporados en su sistema social. Por ejemplo el valor del respeto a los ancianos es totalmente anulado en la serie animada “Los Simpson’s”, en la que el abuelo Simpson es catalogado como una especie de estorbo, situación que rivaliza de forma dramática con el sistema de valores en Guatemala. Sin embargo la transmisión de mensajes amputados de ciertos valores produce cambios en los receptores. Otro ejemplo es la serie de la televisora FOX, “DEXTER”, en la cual se anula el valor de respeto a la vida, tomando en cuenta que el protagonista es un asesino en serie, lleno simpatía y atractivo, pero eso sí, sólo mata a delincuentes, mutilándoles y torturándoles.
Así pues, en el campo de los medios ¿quién es el bueno y quién es el malo?
Si recordamos que la ética estudia la moral y determina “lo malo”, “lo bueno”, “lo correcto”, “lo incorrecto”, “lo obligatorio”, “lo permitido”, en síntesis, el cómo se debe actuar, comprenderemos porque en el campo de los medios es cada vez más difícil determinar lo bueno y lo malo. Presentándolo de otra forma ¿quién es el bueno y quién es el malo?
Series como “Prision Break”, transmitida por el canal de cable FX, presentan un ambiente glamoroso dentro de la cárcel, dónde los reclusos tendrán un espacio para demostrar “cuanta testosterona llevo dentro”. Cintas como 60 minutos en la cual Nicholas Cage se dedica a robar autos y nos lleva al punto de anhelar que logre robar el vehículo en el tiempo establecido. ¿Dónde queda la moral? ¿Lo correcto? ¿Lo bueno?. La respuesta: escondido tras el glamur del medio.
Recordemos que los seres humanos somos propensos a la imitación y que los medios, tanto la televisión, como el internet se están convirtiendo en las niñeras de las nuevas generaciones. Es menester realizar un monitoreo de lo que los guatemaltecos jóvenes están asimilando.
Finalmente, cabe la pregunta, ante el real poder que ejercen de los medios de comunicación de masas, ¿cómo preservar la libertad de información ante algunas coaliciones de intereses económicos, políticos y mediáticos, que simplifican y manipulan claramente el debate acerca del valor de la persona?
[i] Se utiliza el concepto de alienación mental, que es distinto al concepto Alienación Marxista, Alienación Endógena y Alienación Social.
El Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales -IIPS- fue creado por la Universidad de San Carlos de Guatemala, en el año de 1976, siendo su principal función apoyar, diseñar y ejecutar procesos de investigación sobre aspectos relacionados con la vida política y social de Guatemala.
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Cuando el “I have a dream” ya parecía historia antigua, vino el “Yes we can” para renovar los afanes y para ratificar que siendo América todo es posible; haber podido vivir para contemplar esta renovación bien puede definir la felicidad del hombre americano.
Haber podido convertir lo que había sido la historia de una derrota en la historia de un triunfo, y haber podido traducir la palabra infamia a la palabra logro es digno de la grandeza de América, la del norte, por supuesto.
Recorrer un camino que va desde la liberación del dominio colonial hasta la llegada a la silla más alta del país (si es que verdaderamente es la más alta) de un mestizo más oscuro que claro es la magnitud del destino de la América del norte.
Oponer a la baja en las acciones de la bolsa, el alza en los bonos de la solidaridad política y el alza en los bonos del optimismo genético es una estrategia digna de la inteligencia norteamericana, sobre todo si se considera que la distancia entre Wall Street y el Village no es mucha.
Un niño flacucho, más bien del montón, demasiado desteñido para ser negro y demasiado opaco para ser blanco, cansado de repetir las rutinas de la mediocridad, aclimatado a la vejez y parsimonia de sus abuelos, sin un padre, sin mucho dinero, con el amplio cielo de Hawai sobre su cabeza, por donde debe haber visto muchos aviones partir hacia América, hasta que harto de todo se sube a uno, para recorrer no sólo la geografía física, sino la distancia que hay entre el amor al prójimo y la ambición personal, entre la retórica pastoral y el discurso legal de Harvard, entre su visible mitad africana y la corbata que cuelga de su cuello, entre la pasión envuelta en su origen y la razón envuelta en su educación; y así lograr abrirse paso para renovar los ensoñados afanes de Norteamérica y alegrarles el alma a sus paisanos, y no sólo a sus vecinos del río Mississippi, sino a la mayoría de ellos.
Y es que, bien entendidas las cosas, la suerte también cuenta y juega su papel, y el nuevo presidente de Norteamérica la ha tenido, por ejemplo, al estar precedido por una grosería tan plena y elevada a niveles de perfección casi académica, como lo es la esclavitud.
Un hombre con suerte como pocos es el nuevo habitante de a Casa blanca, tanta como para convertirse en la materia de reflexión para estudios post-modernos y post-coloniales, tanta como para renovar y encarnar, una vez más, al sueño americano, como si de un cuento de hadas se tratase.
En fin, tanta suerte como para que, siendo demócrata, de nuevo le toque llegar en la hora de la crisis; según se sabe, otro demócrata, que para nosotros tiene nombre de hospital, fue el encargado de asumir el cargo más alto bajo la presión impuesta por la crisis de la depresión de los años treintas del siglo anterior; su desempeño fue tan eficiente que renovó el sueño americano elevándolo a niveles inéditos e insospechados.
Abrirse paso por entre la crisis y, en ese empeño, hallar el camino de salida puede ser contabilizado como un heroísmo; por eso mismo si a la crisis que es de todos se suma la crisis personal implicada en la pertenencia a una minoría, debe reconocerse que este personaje posee la talla de la épica.
Habría que preguntar si el hecho de que un hombre de la orilla haya llegado a ocupar un puesto preferente en el centro
¿cambia a la orilla? o
¿cambia al centro? o
¿no cambia nada?
¿O es que con tal de seguir vendiendo las mercancías y con tal del salvar al mercado cualquier cosa debe cambiar o, al menos parecer que cambia?
¿O es que con tal de salvar el beneficio y con tal de que la utilidad siga siendo una esperanza, no importa aliarse con el despreciable, codease con el abominable, soportar cualquier vergüenza, celebrar y alzar la copa alegremente con quien antes ponía la mesa?
¿O es que con la máscara de un ánimo generosamente tolerante y humanista se disfraza a la insaciable boca voraz de un interés que no se pierde, que no se desvía, que no duda y que sabe muy bien qué quiere?
Desde luego que el heroico presidente oscuro de Norteamérica ha logrado algo grande, algo notable, algo importante; desde luego que, a la luz de lo que puede verse, el heroico presidente oscuro de Norteamérica ha logrado estar incluido en una maquinaria muy potente y en una lista muy selecta; lo delicado es que, a lo mejor todo ese mundo descomunal y desmedido en el que logró incluirse es sólo un montaje; amén de que el destino irrenunciable de algunos negros norteamericanos, como Michael Jackson, es irse blanqueando poco a poco.
Investigar es tarea de las universidades, lo cual es obvio, sin embargo que sea obvio no significa que sea recordado siempre ni todo lo que conviene.
La Universidad de San Carlos de Guatemala es una universidad pública, lo cual es obvio, sin embargo que sea obvio no significa que sea recordado siempre ni todo lo que conviene.
Si, de algún modo, se vinculan las convicciones anteriores debe concluirse en que asumir a Guatemala a través de la investigación corresponde, como a nadie, a la Universidad de San Carlos de Guatemala.
En el Instituto de investigaciones políticas y sociales “Dr. René Eduardo Poitevin Dardón” de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala se ha intentado asumir esto en repetidas ocasiones que, conforme el tiempo ha ido, ha sido necesario ir revisando, renovando y actualizando; se piensa que ahora es imperativo un esfuerzo en este sentido.
Nadie desconoce que Guatemala es un escenario resistente al cambio, quizá ésa sea una característica antes de los guatemaltecos que de la propia Guatemala, pero la discusión que interesa no es qué ha sido antes, sino más bien que esta forma de ser, que esta persistencia en la continuidad ha sedimentado al nivel de la institucionalización a ciertos prejuicios, a ciertas premisas y a ciertas actitudes.
Si, bajo esa visión de la primacía por la continuidad de una inercia inalterable, se ve al Estado de Guatemala
¿cómo debiera definírselo?
Ciertamente, sería difícil definirlo de acuerdo con una visión histórica y de progreso que entienda las cosas en base a una movilidad y a una dinámica ágil; sería difícil concebirlo también como un escenario de resolución o superación de los conflictos eficaz y eficiente.
A lo mejor sería más adecuado entender al Estado de Guatemala como una comunidad ilusoria en donde las cosas son más un deseo o un proyecto que una realidad; porque llegar a decir que el Estado guatemalteco es una maquinaria opresiva puede resultar reiterativo, además de sonar a lugar común, amén de que algo de esto último pueda ser cierto.
En tal medida, si, a partir de lo anterior, se indagase acerca de cómo debería entenderse la democracia en Guatemala, resultaría difícil entenderla como una cordura o como un acuerdo colectivo; más bien lo consecuente sería derivar una noción de democracia que la entendiese como un escenario de representación en donde el objeto, a pesar de que no exista, se lo muestra como si existiese, como un escenario en donde, a falta de un Estado real y de una democracia real, se los fabrica a golpe de lenguaje preexistente, a golpe de ley, a golpe de retórica institucional.
La articulación de las ideas anteriores conduce a considerar que la vida y el espacio públicos de Guatemala han sido del todo ficticios, han sido lo que podría compararse a una casa sin cimientos o, si se quiere, a una suerte de castillo en el aire.
Quizá, por ello cuando se oye el lenguaje de la ley o la voz de la justicia implicada en las políticas públicas no interesan a nadie, acaso por ello los guatemaltecos pareciera que padecen de cierta hinchazón de la las orejas de tanto oír hablar de la ley y de su desorientada búsqueda del bien común.
De tal manera y por tales motivos, ahora con los renovados aires de un nuevo año, en el Instituto de investigaciones políticas y sociales “Dr. René Eduardo Poitevin Dardón” de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala se siente la necesidad de pensar una forma desembarazada para el Estado de Guatemala que, por decir algo que más bien está pendiente y por hacerse, logre deshacerse y obedezca menos a prejuicios, premisas y actitudes desgastadas, erosionadas e inaudibles de tan dichas y repetidas.