jueves, 15 de abril de 2010

El carácter sígnico del concierto de Metallica en Guatemala



Por: Juan Carlos Guzmán

En esto de asignar significados a cuanta cosa poseamos o creamos poseer, los seres humanos somos expertos, pues logramos asignar abstracciones a los fenómenos que nos producen las experiencias sensoriales, construyendo nuestra forma particular de “vivir y entender el entorno”.

Partiendo de la idea de Ferdinand de Saussure, en dónde se divide el signo en significante y significado. Entendiendo el significante como aquel soporte registrado por los sentidos y el significado como aquella imagen mental que resulta luego de registrado ese significante, podemos inferir que constantemente los seres humanos realizamos estas operaciones mentales, construyendo nuestro entorno abstracto.

El 5 de marzo se presentó en Guatemala la Banda de Rock Metallica, desatando todo un acontecimiento en este país, pero más allá del revuelo de su visita, llamo poderosamente mi atención el fenómeno producido en la red social Facebook. Y es que era imprescindible fotografiarse boleto en mano y luego publicarse, parecía una especie de manifiesto subliminal que decía: “yo iré a ver a Metallica, y ¿tu?”, esta situación hizo que me planteara la siguientes preguntas: ¿Por qué ir al concierto y pregonarlo? ¿Por qué es necesario que los demás sepan que asistí?

Lo anterior llevo a pensar lo siguiente: Admirar una banda por su talento y trayectoria de muchos años no tiene nada de extraño, pues es sabido que la mencionada banda tiene ese talento y esa trayectoria, y naturalmente que las notas que ellos ejecutan se convierten en signos que significan, posiblemente un recuerdo, un momento, una idea o en algunos casos hasta un estilo de vida. Lo interesante de todo esto es que las notas convertidas en signos luego interactúan con otros signos, la ropa negra, los ornamentos, peinados, y por supuesto el lenguaje corporal propio de la música metalera, que por cierto también significa.

Pero más allá de lo mencionado, me obliga a reflexionar en el boleto (el trozo de papel), pues me hace recordar el tema de la Cosificación (desarrollado por Carlos Velásquez, citando a Carlos Castilla del Pino), en dónde el valor simbólico de las COSAS, es transferido al sujeto que las posee, por su parte el sujeto adquiere el valor que los objetos le otorgan, en éste punto pareciera que el sujeto no tiene al objeto, sino que el sujeto es tenido por el objeto, aparentemente el valor del boleto no solamente es valor expresado en moneda, sino lleva implícito otros valores que implican: gustos musicales, conductas, estilo de vida, hasta formas de vestido y lenguajes.

Parece entonces que los seres humanos formamos nuestra fachada a ser mostrada a los demás a través de signos que escogemos para “contar” a los demás nuestro estilo de vida, de esta manera, por ejemplo, el profesional se arma de una cantidad de signos determinados para construir esa fachada a mostrar, siendo estos su “lenguaje académico”, pues si este no está presente ¿Quién creerá que lo es?, así mismo si se es “rockero” y no se comunica de alguna manera ¿Quién creerá que se es?, pareciera que el significado de los signos que se escogen determinan la proyección del SER, etiquetándonos, rockeros, académicos, políticos, etc.

Concluyo entonces que el fotografiarse boleto en mano y luego publicarlo, tal vez no sea un acto exhibicionista o narcisista, sino más bien un acto comunicativo desde la profundidad de un ser que admira a otros y que le resulta importante dar a conocer esas “internalidades”.


1 comentario:

  1. Interesante análisis que describe muy bien el metamensaje del rock metálico. Cabe resaltar que en su momento Metallica nació como el ícono de la revolución ante la masificación del mismo género: el "glam Metal" ellos simbolizaban la resistencia a los establecido: la política y la religión. Y se me hace muy interesante que veinticinco años después vienen a Guatemala a revivir los mismos símbolos en los amantes del género, y no digo solo jóvenes, sino también adultos que crecimos con esa música. Y si, el fotografiar la entrada era no solo anunciar que se asistiría al evento, sino también anunciar que todavía no se esta conforme con la política, y la religión.

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