lunes, 7 de marzo de 2011

PANDORA, LA PRIMERA MUJER

Por: Rogelio Salazar

Según los griegos, Pandora fue la primera mujer creada por Hefesto por orden de Zeuz, una vez que éste se ha impuesto en el Olimpo como el rey de los Dioses.

Como cabía esperar, los Dioses dotaron a Pandora de algunos atributos entre los cuales, a lo mejor el más señalado, el más visible, el más notable es su belleza o, quizá deba decirse su hermosura que, bien visto, es un atributo peligroso, engañoso, perturbador.

Una vez creada, Hermes, otro Dios del Olimpo, fue el encargado de traerla al mundo y entregarla a los hombres; pero aquí podría resultar aconsejable regresar un poco en la historia, y recordar que ella ha sido creada y traída a la tierra para vengar un acto de los hombres cometido en complicidad con Prometeo: el hecho es que éste, en sus disputas y juegos de ingenio con el Dios Zeuz, ha hecho posible que los hombres cumplan su deseo de poseer el fuego, con el cual los hombres han logrado dominar muchas cosas de la naturaleza, con el fuego los hombres han logrado, según la mitología griega, desarrollar la técnica y así, finalmente, diseñar una civilización.

Zeuz ha ocultado el fuego y Prometeo, entre simulaciones y engaños, lo ha robado para dárselo a los hombres, de modo que la lucha de Zeuz no es con los hombres, aunque también, en la medida en que éstos están aliados con aquél con quien Zeuz disputa un ajedrez en el que muchas piezas han ido quedando en el camino: con Prometeo.

Siguiendo esta secuencia de hechos es que Zeuz convoca a Hefesto para que forme, desde la arcilla, una especie de maniquí fino y delicado con rostro de Parthenos, es decir de mujer o quizá, mejor sea decir de doncella, de mujer soltera, de virgen.

Una vez creada Zeuz pide a Atenea y Afrodita que resalten sus atributos: que la adornen para resplandecer, que la pulan para relucir, que la ciñan para insinuar, que la vistan para mostrar, que todos los atavíos posibles para el cuerpo femenino brillen en ella, con ella y por ella.

Diademas, vuelos, joyas, zapatillas para crear un espectáculo espléndido capaz de dejar al hombre atravesado de estupor, completamente maravillado y obnubilado; de ella se desprende una suerte de gracia inconmensurable capaz de inundar y avasallar a quien la ve.

Pero además, Pandora tiene una voz que le permite hablar para convertirse en la compañera del hombre, para convertirse en su doble, en su igual, para que las palabras del hombre resuenen en ella y sean devueltas por ella, y es allí en donde la voz de Pandora se convierte en el doblez de su gracia y su belleza, en el pliegue de su aspecto deslumbrante, porque así como el hombre usa su voz para expresar su impresión y su admiración ante la apariencia femenina, Pandora, en tanto mujer, usa la suya para simular y para fingir sus emociones, mientras la voz del hombre es un instrumento al servicio de su ingenuidad, la de Pandora y las mujeres es un instrumento al servicio de su astucia.

Desde luego, no es que las cosas sean, necesariamente, así; es que así creyeron los griegos que han sido y éste es sólo un comentario a sus creencias.

Pero la historia sigue, porque Pandora sólo ha sido creada y aún no llega al mundo; cuando Prometeo la ve, antes de que sea entregada a los hombres se sabe vencido por Zeuz, comprende el revés que ella significa, entiende el desamparo en que están los hombres a quienes él ha querido favorecer, porque Prometeo en griego significa quien comprende de antemano y él sabe que los hombres son diferentes a él, son quienes comprenden todo cuando ya ha ocurrido, los desdichados varones comprenden todo cuando ya es demasiado tarde.

Al fin Pandora, la primera de la raza femenina, se presenta en el mundo con su aspecto sensacional y su voz enredadora, y más rápido que despacio, más pronto que tarde se mete en la casa de los hombres en donde es bien recibida, porque si los dioses la han creado y las diosas la han adornado se la ve como divina; y ahí queda el hombre, con su huésped más encantador, extasiado y hechizado.

Algunas versiones del mito dicen que, entre velos y coqueterías, ella traía en sus manos una caja; otras versiones dicen que, como las criaturas de la noche, esperaba a que el hombre se durmiese para registrar su casa y destapar sus recipientes, sus vasijas y sus armarios; por lo que, ya sea al abrir su caja, o bien al abrir los depósitos hallados en la casa de los hombres Pandora soltó, liberó y diseminó todos los males por el mundo, quedando guardada tan sólo la esperanza.

Sea cierto, inventado, imaginado o ficticio el relato tiene fuerza y tiene gancho, quizá porque al no poder explicar algunas cosas, se siente el gusto de contar historias.

En todo caso, por lo menos parece ser cierto y estar más o menos claro, que si los hombres desearon el fuego al grado de haber incurrido en el delito de robarlo en complicidad con Prometeo, este acto provocó que Zeuz les enviara, maquillado de mujer, el fuego más caliente, más abrasador y más calcinante; como si les hubiese dicho: fuego deseabas, fuego te envío.

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